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MSN El Nuevo Herald: Lograron salir del corredor de la muerte. Ahora abogan por condenado a la pena


Credit: Lance Oliver Photography

Juan Meléndez pasó 17 años, ocho meses y un día en el corredor de la muerte en una cárcel de Florida tras ser condenado a la pena capital por robo y asesinato, delitos que no cometió. Cuando un nuevo abogado encontró la confesión del verdadero asesino, logró obtener su libertad.

Meléndez, que es portavoz de Witness to Innocence, una organización sin fines de lucro en contra de la pena capital, abogó este martes, junto con otros tres sobrevivientes a la sentencia a muerte, a favor de la liberación de James Dailey, un veterano de guerra que tiene fecha de ejecución para el 7 de noviembre en la Prisión Estatal en Starke, en Florida.

El activista, nacido en Brooklyn, Nueva York, y criado en Puerto Rico, dijo en una entrevista con el Nuevo Herald que está intercediendo por Dailey, de 73 años, porque su caso era similar al suyo y para evitar que la familia del condenado a muerte siguiera sufriendo.

“Su caso es bien parecido al mío, evidencia de circunstancia. No quiero que la familia del sentenciado a muerte sufra más. Yo sufrí mucho en el corredor de la muerte, pero mi familia también. Pasé 17 años, ocho meses y un día esperando que me ejecutaran en la silla eléctrica y mi mamá pasó ese tiempo de rodillas esperando un milagro”, dijo.

El ex prisionero, junto con otros exonerados, como Herman Lindsey, quien estuvo tres años en el corredor de la muerte en Florida antes de ser exonerado en 2009, entregaron una carta dirigida al gobernador de Florida, Ron DeSantis, en Tallahassee, a nombre de ellos y de los ex condenados a muerte en el estado Ralph Wright, que logró su libertad en 2017 y el español Joaquín Martínez, exonerado en 2001.

“Queremos ablandarle el corazón para que tenga lástima y compasión y no mate a una persona que hay dudas” de que sea culpable de esos delitos, dijo Meléndez.

En la misiva se detallan las similitudes entre el caso de Dailey y los de los signatarios.

“Los mismos tipos de evidencia que nos llevaron a ser exonerados también están presentes en el caso de James. La única diferencia que nos permite escapar de la ejecución mientras James está a punto de ser asesinado es si un juez y un jurado han tenido la oportunidad de revisar todas las pruebas “, dijeron en la carta.

Instaron a DeSantis a usar su autoridad para detener la ejecución y revisar a fondo la evidencia que arroja “fuertes dudas sobre la integridad del veredicto original contra el Sr. Dailey”.

DeSantis firmó la orden de ejecución de Dailey, mediante una inyección legal, el pasado 26 de septiembre. El prisionero, de 73 años, fue sentenciado en 1985 por el asesinato de Shelly Boggio, de 14 años, en el condado de Pinellas.

La adolescente fue golpeada, estrangulada, apuñalada varias veces y ahogada y Witness to Innocence argumenta que el caso careció de testigos o evidencia física que vincule a Dailey con el crimen y que el testimonio de los informantes de la cárcel no era confiable.

La organización agregó que el compañero de cuarto de Dailey, Jack Pearcy, ha confesado haber asesinado a Boggio.

“No hay declaraciones de testigos ni evidencia física que relacione al Sr. Dailey con el asesinato (...) Fue declarado culpable con pruebas circunstanciales y testimonios poco confiables de soplones de la cárcel. Otro hombre ha confesado al menos cuatro veces, y bajo declaración jurada, ser el único autor”, informó Witness to Innocence.

Si la ejecución se lleva a cabo, será la número 100 en Florida desde que la pena de muerte fue restablecida en 1976, pero podría ser la exoneración del corredor de la muerte número 30 en Florida si DeSantis “acepta la evidencia que respalda” el reclamo de inocencia de Dailey.

Meléndez, el condenado a muerte número 99 en ser exonerado de la pena capital a nivel nacional, dijo que ese tipo de condena debe ser abolida porque es “caprichosa y costosa. Al Estado le costó más de $10 millones ejecutar a [el asesino en serie] Ted Bundy“ y agregó que no ayuda a disminuir el crimen.

“Pero lo más triste de todo esto, es que algunos de ellos [los condenados a muerte] pueden ser inocentes y uno puede darle la libertad a un hombre inocente que está en una prisión, no tenemos problemas con eso, pero nunca a un hombre inocente desde su tumba. Es un error irrevocable”, expresó el activista, quien fue exonerado el 3 de enero de 2002.

En su caso, un año después de que lo condenaron a muerte, el verdadero asesino confesó, pero la grabación de la confesión quedó escondida entre otras evidencias. Su nuevo abogado defensor la encontró 16 años después y lo exoneraron.

“Estoy luchando en contra de la pena de muerte desde el primer día en que salí [del corredor de la muerte] y estoy trabajando como activista para eliminar esta maldita ley que no resuelve nada, lo que hace es daño”, aseguró Meléndez, que considera que su caso fue un milagro.

Witness to Innocence detalló que por cada nueve ejecuciones, un prisionero condenado a muerte ha sido exonerado.

En Florida, añadió la organización, las estadísticas son “aún peores”.

“[Florida] ha ejecutado a 99 personas desde que se reiniciaron las ejecuciones en 1976, mientras que 29 personas condenadas a muerte fueron exoneradas, casi una exoneración por cada tres ejecuciones”.

“Las 29 personas que han sido exoneradas en Florida después de una condena injusta y una sentencia de muerte son prueba viviente de que nuestro sistema judicial comete errores. Los errores más comunes presentes en sus casos también se encuentran en el caso de James Dailey”, aseveró la organización.

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